El campamento familiar hispano prepara a los participantes para un encuentro con Cristo
Adac Moncada y Fernando Reyes llevan una estatua de la Virgen durante una procesión del rosario el 17 de septiembre en el Campamento Familiar Arquidiocesano patrocinado por la Oficina del Ministerio Hispano en Camp Rancho Framasa, en el condado de Brown. (Foto enviada por Félix Navarrete)
(Cada año, Estados Unidos celebra el Mes Nacional de la Herencia Hispana, del 15 de septiembre al 15 de octubre.)
Por Felix Navarrete (Especial para The Criterion)
CONDADO DE BROWN—Más de 250 personas, incluyendo adultos, jóvenes y niños se registraron para vivir la experiencia del Campamento Familiar Arquidiocesano que lleva a cargo la Oficina del Ministerio Hispano. Con un total de 68 familias se cerró la inscripción que dio paso a un fin de semana completo en el CYO Rancho Framasa en Brown County, Indiana, el pasado 16 y 17 de septiembre, en donde los Jóvenes de la Pastoral Juvenil fueron protagonistas y voluntarios. Las familias no solamente pudieron divertirse, sino que vivieron una experiencia que quedará marcada en sus memorias como un “evento inolvidable,” este ha sido sin lugar a dudas un espacio de evangelización y de concientización acerca de salud mental para nuestra comunidad Hispana, que envuelve la integralidad del ser humano, tanto en su realidad humana como espiritual. (Ver una galería de fotos del evento)
Gracias al Programa de Impacto Social de Franciscan Health y al patrocinio de nuestra Arquidiócesis de Indianápolis, estas sesenta y ocho familias provenientes de distintos distritos de la ciudad de Indianápolis y de las ciudades del sur del estado de Indiana, vivieron un fin de semana de renovación espiritual, escucharon diversos testimonios de otras familias y aprendieron a identificar señales de posibles traumas mentales en los hijos—“Una experiencia increíble, un encuentro con el Señor maravilloso, temas muy interesantes para nuestros jóvenes en el contexto actual”—citó uno de los participantes del evento, otro de los temas catalogado por los participantes como más relevante fue “Cómo afectan los problemas de pareja a nuestros hijos,” así mismo para los jóvenes se desarrollaron pláticas y actividades al aire libre, dentro de los temas que se abordaron en los grupo juveniles están “La Castidad y la Pureza,” “Cómo las redes sociales podrían afectar la psiquis de la persona” y “Masculinidad y Feminidad de acuerdo al plan de Dios,” estos temas fueron desarrollados en un ambiente dinámico por dos profesionales de la psicología que nos visitaron desde la Arquidiócesis de St. Paul Minneapolis.
Los más pequeños también tuvieron su parte mientras se divertían a través de actividades que incluyeron matices catequéticos, en fin, todas las edades tuvieron la oportunidad de experimentar en cada nivel una cercanía con la persona de Jesús. “Un encuentro maravilloso con Jesús, especialmente ver a tantos jóvenes trabajando para llevar a cabo este evento, ha sido una bendición haber formado parte de esta experiencia” expresó una de las participantes.
Preparando el camino para el Reavivamiento Eucarístico
Una de las metas al realizar este campamento familiar era promover un encuentro personal con la persona de Jesús en la Eucaristía, por lo que gran parte de la logística y la planeación giró en torno a dos actividades específicas que se desarrollaron durante el campamento, la primera fue preparar lo que denominamos “el lugar del encuentro,” es decir la capilla donde Jesús sería expuesto para adoración, cabe señalar el gran apoyo que hemos recibido de parte de la Catedral de Indianápolis al proporcionar muchos de los objetos sagrados que se utilizaron para la liturgia, pero en especial por facilitar la custodia donde el cuerpo de Jesús sería expuesto durante el fin de semana; el otro momento y posiblemente el momento culmen del campamento fue la Procesión Eucarística durante la noche del día sábado, ¡fue un momento glorioso! A la luz de 200 velas procesamos adultos, jóvenes y niños cantando al unísono “Bendito, bendito, bendito sea Dios” mientras el Padre Michael Keucher, director de la Oficina de Vocaciones, era cobijado por el palio preparado para tal efecto, el olor a incienso inundó el lugar y preparó el ambiente para conectar a las personas con el cielo—“Maravilloso y si vuelven a tener otro evento así, quiero ser la primera en volver con mi familia, muy bendecida por haber vivido esta hermosa vivencia. Gracias a todo el equipo que hizo posible este hermoso fin de semana con la familia,” expresó una de nuestras participantes. Considero que el haber creado un ambiente eucarístico facilitó que los temas compartidos por los presentadores lograran tocar los corazones de cada familia que asistió el fin de semana, durante el desarrollo de los temas, las personas tuvieron la oportunidad de visitar la capilla para tener un momento a solas con Jesús.
Las vocaciones son más que una profesión
Como ya hemos publicado anteriormente, la promoción acerca de las vocaciones religiosas con la comunidad hispana es una de las áreas en las cuales hemos decidido enforcarnos, la necesidad que surjan hombres y mujeres dispuestos a entregar sus vidas por completo a Dios es inminente ante la crecida ola de inmigrantes que llegan a los Estados Unidos y en particular a este estado de Indiana, cada vez nos encontramos con una comunidad más diversa, especialmente durante nuestras visitas a las parroquias del sur, encontramos un numero considerable de hermanos y hermanas provenientes de los países del centro y sur del continente americano. En tanto, dicha representación es totalmente desproporcionada al número de seminaristas hispanos que actualmente viven su proceso de discernimiento.
Queremos hacer consciencia acerca de esta realidad, por ello hemos decidido sumar esfuerzos y trabajar de la mano con la oficina de vocaciones para buscar alternativas que garanticen el involucramiento de nuestra comunidad hispana en el ámbito de las vocaciones religiosas, este evento familiar fue un primer paso y una oportunidad única para poder llevar el mensaje, gracias al apoyo incondicional del Padre Keucher, director de la Oficina de Vocaciones de nuestra Arquidiócesis, pudimos llevar a cabo un panel a manera de conversación en el que el Coordinador del Ministerio Hispano lanzó preguntas claves al reverendo Keucher para develar algunos mitos acerca de la vida religiosa, lo más importante de esta conversación fue haber tenido la oportunidad de escuchar directamente de un sacerdote cuales fueron las razones por las que él consideraba que la vida religiosa fue una opción para él y su familia—“que los padres de familia tengan una vida de oración continua y que los hijos puedan ver la devoción de sus padres, es fundamental para que los hijos puedan pensar en el sacerdocio o la vida religiosa como una opción” expresó.
Otro de los mitos que fueron discutidos fue acerca de algunos comentarios que regularmente se escuchan en los contextos hispanos al decir que el sacerdocio y la vida religiosa no son considerados como una profesión, en este particular el reverendo Padre Keucher utilizó una respuesta muy sabia y que quedará marcada en muchas personas que asistieron al campamento “Vivimos para alcanzar la vida eterna, la vida que tenemos ahora es pasajera,” cuando reflexionamos en esas palabras, nos damos cuenta que en realidad, el hombre sufre de un apego aún muy materialista y como padres de familia nos enfocamos en el éxito de nuestros hijos y solemos olvidar que el mayor éxito es alcanzar la corona de la salvación.
Al finalizar la conversación aprovechamos para que nuestro invitado de honor dirigiera unas palabras en inglés a los adolescente y jóvenes que se encontraban en el lugar, haciéndoles una invitación para darse la oportunidad de conocer más acerca de la vida consagrada y que tan importante es el papel del sacerdote y de las monjas en una comunidad.
Invitados a perdonar, homilía de la misa de vigilia
Como una comunidad de Católicos practicantes, durante el campamento del fin de semana, la celebración Eucarística es requisito, y en esta ocasión aprovechamos cada momento para llevar a las familias más cerca del cielo y cada detalle fue pensado con la intención de evangelizar a tiempo y destiempo, es decir aún cuando nosotros mismos no estamos conscientes que mediante nuestros actos y gestos continuamos con la misión evangelizadora; nuestros jóvenes de la Pastoral Juvenil fueron los servidores litúrgicos durante la celebración de principio a fin. La hora fue a las 5:30 p.m., y tantos jóvenes como adultos tuvieron un tiempo de preparación para vivir el momento de la celebración Eucarística, fue hermoso ver cómo las personas atendieron el llamado a presentarse delante del Señor de una manera adecuada—vestidos modestamente—para vivir lo que para nosotros los católicos es el banquete de salvación.
Recibimos al celebrante, el reverendo Jeffrey Dufresne, quien es párroco de la Iglesia de Santa María y San Felipe Neri en Indianapolis, acompañado de los monaguillos miembros de la Pastoral Juvenil Hispana y las jóvenes de la Pastoral llevando en sus hombros la imagen de Nuestra Señora de Fátima al mismo tiempo en que todos entonábamos el Hail Holy Queen en una versión de español y latín.
El evangelio de la liturgia del domingo fue una invitación perfecta para el contexto del campamento familiar, Mateo nos recuerda el pasaje en el que Jesús es sometido por Pedro a la pregunta ¿Cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?—esto ha sido providencial, puesto que muchos temas abordados durante las pláticas nos llevaban a encontrarnos con el perdón, y tal como si Jesús hubiese estado delante de todos nosotros, la homilía del reverendo Dufresne fue una invitación perfecta para practicar el perdón con nuestros prójimos, especialmente en nuestras familias, “Para el perdón se necesitan tres cosas” mientras comenzaba a enumerar con los dedos de la mano. … “Primero, pide la ayuda del Espíritu Santo, es él quien nos concede el perdón” … “Segundo, tienes que rezar,” recordándonos la importancia de la oración personal de forma diaria y sobre todo en los momentos en que nos encontramos con muchas dudas en nuestros interior. … “y tercero, tenemos que reconocer todo el daño que la otra persona nos ha hecho.” Esto es importante, reconocer cuanto dolor ha sido causado a través de las acciones de otra persona nos hace tener mayor claridad de cuán necesario es otorgar el perdón, de esta forma somos liberados de nuestras opresiones y cargas que no nos dejan vivir en libertad.
Siendo que para nosotros los católicos, la presencia maternal de la Madre de Dios juega un papel fundamental en las familias, previo a la bendición final, hemos pedido al Padre Dufresne realizar un Acto Espiritual de Coronación a la imagen de nuestra señora, dándole de esta manera, el lugar que ella se merece por ser la reina del cielo y tierra, título que no ha sido dado por los hombres, sino por el mismo Dios en la presencia del Hijo y del Espíritu Santo, seguido de la Consagración total y absoluta de las familias al Inmaculado Corazón de María, culminando de esta manera una celebración solemne y digna en honor de un Dios Trinitario que nos ama con un amor infinito e incondicional—“una de las cosas que mas me gustó del campamento fue la misa con los cantos en latín,” expresó en la encuesta uno de los participantes.
Una mañana con María
En algunos de nuestros países de Latinoamérica se acostumbra el rezo del Santo Rosario en procesión con la imagen de nuestra señora por las calles de las ciudades a primera hora del día; quisimos tomar esa tradición y replicarla en nuestro campamento familiar. A las 7:00 de la mañana convocamos a las familias en el salón central el domingo, nuestra Madre nos espera siempre con los brazos abiertos, tocamos las campanas a las 7:30 am, mientras los jóvenes de la Pastoral Juvenil con la ayuda de un hermano de la comunidad del Espíritu Santo tomaban en sus hombros la imagen de Nuestra Señora de Fátima para iniciar la procesión, ¡Ave María Purísima! ¡Sin pecado concebida! De esta forma se inició el recorrido alrededor del campamento con 250 personas recitando el Ave María.
Pedimos por todas las familias del mundo, por las intenciones del Papa Francisco y por el aumento de las vocaciones sacerdotales, religiosas y misioneras, y en ofrecimiento a nuestra Madre hemos cantado las Letanías Lauretanas, fue maravilloso escuchar a niños, jóvenes y adultos responder al unísono en una melodía simple ¡Ora pro nobis!, finalizando con el rezo del Salve, Reina y Madre.
Compromiso y envío para la misión
Finalizamos la experiencia del campamento de familias con el envío, comprometiéndonos a ser familias más generosas con el tiempo hacia Dios, familias que impregnen un olor a resurrección, familias valientes que no teman defender la verdad, pero sobre todo a ser familias que impulsen a sus hijos por los caminos del bien común y la justicia, a ser sal y luz de un mundo que lucha por salir de las tinieblas del pecado.
Nos comprometimos a ser vigilantes con nuestros hijos, a no permitir que las prácticas de la nueva era y las ideologías progresistas se cuelen en la formación y educación de nuestros hijos, a luchar como sea posible para que nuestras generaciones se pueda desarrollar en un ambiente de paz, conservando las prácticas tradicionales de la fe y los valores morales y principios cristianos que han sido ya olvidados por muchos.
Finalizo agradeciendo todo el apoyo de nuestra comunidad de fe, especialmente por aquellos que mantuvieron sus oraciones en pie durante todo el fin de semana, a mis colegas del centro católico que constantemente reiteraban sus oraciones para que este evento fuera un éxito, a nuestros sacerdotes, Padre Didier Sampungi, Padre Vinny Gillmore, Padre Jeffrey Dufresne y Padre Mike Keucher, a mi familia por su apoyo incondicional, a los jóvenes de la Pastoral Juvenil por su entrega total en cada una de las actividades, ya sea durante las pláticas como en los momentos de preparar y servir los alimentos, a los presentadores que nos visitaron desde el estado de Minnesota y que son una familia excepcional, Lino, Annette y Linette Bonilla y Carlos y Nelly Bonilla, al equipo de voluntarios adultos que aportaron su tiempo y dedicación, en especial aquellos que acompañaron a los grupos de los más pequeños por su paciencia y caridad. En fin, a todos los que de una u otra forma fueron parte de esta misión. ¡Dios les bendiga!
(Felix Navarrete es el coordinador del Ministerio Hispano en el Arquidiócesis de Indianapolis.)†